La sed de poder político y económico es tremenda. No sólo ha llevado a la corrupta figura de Ciro como presidente de la Asamblea Legislativa, sino que corroe también las filas del FMLN.
En San Vicente, cuando el Frente ganó la alcaldía, por primera vez en la historia se notó un momento esperanzador en la población, pues se pensó que las personas habían entendido que podían votar por un partido diverso al de su preferencia en función del bien común.
Pero, como suele suceder en las capas corruptas de la política, la sed de poder truncó toda esperanza: no tuvieron la seriedad de terminar con responsabilidad el período edilicio de Saravia, con su división aseguraron la derrota del candidato Luis Merino y si no nos equivocamos están por tomarse la gobernación, aun con la lista de fracasos que llevan a cuestas.
El FMLN en San Vicente está en las manos de la nostalgia bélica de los ex-combatientes. El diputado Cortez y su apéndice parasitario Galán siguen empesinados en seguirse tomando en broma la voluntad popular.
Si se diera el caso que tomara la gobernación una persona afín al círculo de nostálgicos de la metralla y el fusil, eso significa que el pueblo debe quitarle total apoyo político a ese círculo anómalo, pero no solo eso, además la población simpatizante de la izquierda vaya organizando estructuras intermedias: comités, fundaciones, ONGs, etc. para contrarrestrar efectivamente la inevitable excursión al fracaso de un departamento, San Vicente, que no ha visto desde hace décadas un lustro mínimo de cultura y respeto a la población.
No se permita más esta situación organizarse en modo concreto y efectivo es la solución, que el pueblo decida su futuro.