jueves, 28 de abril de 2011

Teólogo Franzoni no perdona a Juan Pablo II abandono de obispo salvadoreño


TH
Recientemente, una noticia da la vuelta al mundo. Cincuenta teólogos alemanes firman una carta oponiéndose a la beatificación del papa Juan Pablo II, programada para el 1 de mayo. Una de las razones aducidas tiene que ver con El Salvador. El papa polaco no apoyó convenientemente al arzobispo Oscar Romero, dejándolo solo de frente a sus verdugos.

A continuación la entrevista al teólogo Giovanni Franzoni, acerca de la temática en cuestión.


En la foto, Franzoni de joven.

El teólogo italiano Giovanni Franzoni, quien fue abate de la basílica de San Pablo Extramuros, testimonió en 2007 en el Vaticano contra la beatificación de Juan Pablo II, a quien no le perdona el "doloroso aislamiento" del obispo salvadoreño Oscar Arnulfo Romero, asesinado en 1980 por paramilitares mientras oficiaba misa.

P: Usted forma parte del grupo de teólogos e intelectuales que critican la beatificación el primero de mayo de Juan Pablo II. ¿Cómo nació esa iniciativa?

R: "Además de querer manifestar nuestra condena a la represión del pensamiento teológico católico, quedé personalmente afectado por el aislamiento que sufrió el obispo Oscar Arnulfo Romero, arzobispo de San Salvador. Yo vivía en Managua, Nicaragua, trabajaba en el centro Valdivieso y una monja me confió que había encontrado en Madrid a Romero de regreso en 1979 del Vaticano, destruido, afligido tras la audiencia con el Papa. Decía que nunca se había sentido tan solo como después de ese encuentro. Fue siempre un moderado, pero el hecho de que los campesinos que podían tomar posesión de la tierra tras la reforma agraria la encontraran con gente armada, lo indignó. Por ello puso a disposición la emisora de la diócesis, donde se denunciaban todas las atrocidades y violaciones de los derechos humanos, la matanza de sindicalistas salvadoreños. Inclusive el asesinato de un colaborador suyo cercano. Llevó toda esa documentación al Vaticano.

El Papa fue frío, tomó la documentación y la puso de lado mientras comentaba: He dicho mil veces que no me traigan tantos documentos que no logro leer, y lo exhortó: 'Trate de estar de acuerdo con el gobierno'. Eso lo dejó consternado, lo destruyó.

Los escuadrones de la muerte no podían matar a un obispo que estaba en el corazón del Papa. Lo podían matar sólo si estaba aislado, abandonado".

P: ¿Cuáles son las objeciones que usted hizo oficialmente al Vaticano?

R: "Como la congregación para la Causa de los Santos anunció que se podían enviar pruebas a favor y en contra de la beatificación de Karol Wojtyla, yo resolví junto con otros teólogos e historiadores enviar, con una carta certificada, documentación al vicariato de Roma, con lo que considerábamos los límites de su pontificado. Después de un año y medio me convocaron oficialmente. Hice siete objeciones fundamentales.

En 27 años de pontificado, tras viajar por todo el mundo, llegué a la conclusión de que no había hecho nada para aclarar el papel de la mujer en la Iglesia. Ignoró la teología feminista. Otra cosa que me golpeó fueron los tráficos financieros del Vaticano. El papel de monseñor Paul Marcinkus, presidente del Instituto para las Obras Religiosas (IOR), quien fue protegido. El pontífice violó gravemente la virtud de la prudencia y de la fuerza.

El Tribunal vaticano fue respetuoso conmigo y me pidió que no publicara nada hasta que se concluyera el proceso".

P: ¿Entre las objeciones figura la forma como trató los casos de pedofilia?

R: "No. Es el octavo punto. El caso estalló luego. Juan Pablo II es responsable de haber protegido al arzobispo de Viena, Hans Hermann Groer, su amigo personal, quien tuvo que renunciar a pedido de los otros obispos. Un caso único. No fue procesado, dimitió simplemente".

R: "Podría responder que sí, pero que no hay que sacralizarlos. También podría responder que no, no creo en los milagros. En el Evangelio se dice que Jesús multiplicó el pan y los peces para dar de comer a la gente y que la gente lo siguió contenta. Después les dijo: 'ustedes me siguen porque les doy de comer, síganme por mi palabra'. Demolió así el milagro.

El milagro es ambiguo. Se pueden enviar señales para golpear nuestras emociones y fantasía con hechos excepcionales, pero son fructuosos si sirven para cambiar. Si sustituyen al pan que hay que comprar es algo ridículo".

P: ¿Ve más sombras que luces en el pontificado?

R: "Se mezclan dos figuras: el Papa como hombre y el Papa como político. En el documento que envié al Vaticano le reconozco una actitud humana, como en la segunda guerra del golfo, cuando invitó al número dos del régimen de Irak en Vaticano, un acto fuerte, y haber clamado por la paz. Yo personalmente estoy en contra de estas canonizaciones, creo que es algo arcaico, cuentan las persecuciones del primer siglo, los mártires. Esta fábrica de Santos, para los que hay que demostrar un milagro, no lo sé. Para mí son santos los que han intentado apagar el reactor de Fukushima, en Japón, sabiendo que morirían. Ellos sí son santos".

PALACIO TECLEÑO. EL PROGRAMA CULTURAL


miércoles, 27 de abril de 2011

LA NEGLIGENCIA COMO ESTILO DE VIDA




El Salvador es uno de esos países en los cuales el desorden parece la norma más generalizada.
Como se nota en las fotografías, en el puente de acceso a San Vicente, un puente muy transitado, se puede ver una fuerte avería en las planchas metálicas del puente "provisional" Bailey.
El alcalde Medardo, seguramente agotado de su inútil participación en los actos religiosos, no tendrá fuerza para reparar esta situación. Este es uno de esos alcaldes típicos, que se le andan poniendo en frente a obispos y curas para dar la impresión de ser buenos, pero la realidad les escupe la verdad en la cara.
Supongo que esperarán a que alguien arruine su carro, que alguien se quiebre un pié o se mate para reparar el problema. Típico de los ediles vividores y rastreros.

lunes, 25 de abril de 2011

EL NUEVO LIBRO SOBRE MONS. GERARDI


El análisis realizado en ésta obra resume la manera de cómo Monseñor Juan Gerardi Conedera se encarnó y encaró la historia nacional y eclesial de Guatemala, inspirado por el Dios de la vida, de los pobres, de las víctimas y de los indígenas, sumergido en una época de difícil convivencia socio-eclesial; experiencia que muy bien puede iluminar no solo el rumbo de la Iglesia en su quehacer misionero hoy; sino también, para cualquier hombre y mujer que cree y lucha por instaurar en esta historia los valores del Reino de Dios.

Se destacan algunos elementos importantes de la acción evangelizadora de Monseñor Gerardi que no podemos olvidar y que son considerados elementos esenciales para la comprensión de la misión de la Iglesia. Elementos que la teología de la misión coloca como núcleo de reflexión y práctica, que interpelan la vocación de los discípulos y misioneros de hoy. Este trabajo, sin duda alguna, quiere ser un aporte para la Iglesia que analiza y profundiza el tema de la misión de la Iglesia, a partir de un verdadero maestro como lo fue Monseñor Juan Gerardi Conedera.

Autor: P. Luis Narciso González García C.M.

Disponible a partir del 11 de abril, en CONFREGUA Guatemala, o consulte a paulinosca@c.net.gt

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Un canto a la vida.

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