martes, 27 de octubre de 2009

LA RELIGIÓN DE LOS SALVADOREÑOS


Redacción Tehuacán
La religión que practican las personas determina la imagen que tienen de Dios.
La imagen que tienen de Dios determina la imagen que tienen del ser humano.
En El Salvador se da una aporía religiosa, es decir, si esta encuesta de la UCA tiene algo de verdad, eso quiere decir que el 88.6 % se declaran cristianos, el 8.9 % no tiene religión y el 2.5% profesan otras religiones diversas de la cristiana. La aporía: ¿cómo es posible que en un país tan religioso, y de paso tan cristiano, exista tanta violencia y corrupción?
Fuente: IUDOP
La religión para las y los salvadoreños

Orar a Dios por el país para que las cosas mejoren y ayudar a los pobres y necesitados son las principales tareas que las Iglesias en el país deben asumir en este momento de crisis, según revela una de las últimas encuestas del Instituto Universitario de Opinión Pública (IUDOP) de la Universidad Centroamericana «José Simeón Cañas» (UCA) de El Salvador. El sondeo, realizado con el propósito de conocer la afiliación y práctica religiosa entre las y los salvadoreños, se llevó a cabo entre el 12 y el 26 de junio del corriente, con una muestra nacional de 1,260 adultos y con un error muestral de 2.8 por ciento.

El estudio muestra que la mitad de la población (50.4 por ciento) sigue profesando la religión católica; mientras el 38.2 por ciento se declara cristiano evangélico; el 8.9 por ciento dice no tener religión y el restante 2.5 por ciento pertenece a otras denominaciones religiosas.

Al comparar estos resultados con una encuesta similar realizada por el IUDOP en 1998, se observa que hay una reducción del número de católicos y un significativo aumento de evangélicos. Así, entre el año 1998 y 2009 los católicos pasaron de 55.2 a 50.4 por ciento, pero el número de evangélicos estuvo cerca de duplicarse al pasar de 20.6 a 38.2 por ciento respectivamente. Al mismo tiempo, en los últimos once años se observa una disminución del 13.2 por ciento entre las personas que dijeron no tener ninguna religión, lo que indicaría que en el país hay cada vez más salvadoreños y salvadoreñas afiliados a algún tipo de iglesia o movimiento religioso.

La encuesta reveló que cuatro iglesias evangélicas concentran cerca de la mitad de todos sus afiliados, están son: las Asambleas de Dios (21.3%), la Iglesia Bautista Amigos de Israel o Iglesia del Hno. Toby (11.5%); la Iglesia Elim (9.0%) y la Iglesia de Dios (7.0%). Es importante mencionar que, a diferencia de encuestas anteriores, los resultados no revelan que la pertenencia a una religión esté directamente relacionada con el nivel socioeconómico de las personas.

Al preguntar directamente a la gente que declara tener religión las razones por las que pertenece a ella, las opiniones se dividen según confesión. El 58.4 por ciento de los católicos aludió a que en esa religión lo criaron y a la tradición; pero sólo el 15 por ciento de los evangélicos respondió de esa misma manera. En contraste, el 48.9 por ciento de evangélicos mencionó como principal razón de su afiliación porque le gusta y porque su iglesia predica la verdad, mientras que sólo el 15.9 por ciento de católicos mencionó esas razones.

Creencias y prácticas religiosas

El sondeo de la UCA mostró que las y los salvadoreños siguen siendo un poco más religiosos en la doctrina que en la práctica ritual, sobre todo en el caso de los católicos entre quienes cuatro de cada diez se identificó como no practicante. Efectivamente, más del 97.3 por ciento de todos los consultados cree en la salvación; el 94.7 por ciento cree en los milagros y el 92.8 por ciento en el cielo o paraíso. Sin embargo, el 63.5 por ciento de los que mencionaron pertenecer a una religión no se había confesado o reconciliado en algún culto o ceremonia durante el último año; el 18.4 por ciento dijo no haber participado nunca del culto durante el último mes; el 13.8 por ciento indicó no haber sido bautizado en la religión que profesa y el 16.7 por ciento no cree importante que sus hijos se casen por la Iglesia.


La encuesta permite apreciar una importante variación en las respuestas que católicos y evangélicos dieron tanto de la frecuencia como de la cantidad promedio de personas que asistieron al culto o misa principal. Por ejemplo, casi 6 de cada 10 católicos dijo asistir a la misa de 1 a 4 veces por mes, mientras que sólo 3 de cada 10 evangélicos mencionó esa misma frecuencia en la asistencia a sus cultos. De la misma manera, los datos dan cuenta que las celebraciones católicas siguen siendo más masivas con relación a las realizadas por grupos no católicos. Así, el 56.5 por ciento de católicos dijo que había más de cien personas en su misa semanal principal, cifra que se redujo a 37.4 por ciento en los evangélicos.

Junto a lo anterior es importante mencionar que, de todos los que dijeron tener alguna religión, 8 de cada 10 dijo colaborar económicamente con su iglesia, ascendiendo esta colaboración a un promedio familiar mensual de $11.1 dólares en el caso de los católicos y $17.6 para los evangélicos.

En el ámbito más personal de la fe, la mayor parte de los entrevistados confirmó haber experimentado diversas sensaciones relacionadas con sus creencias. Por ejemplo, el 89 por ciento afirmó haber sentido que Dios respondía a una petición específica por medio de la oración; el 84.2 por ciento dijo haber tenido la sensación de que Dios lo había sanado alguna o muchas veces y el 80 por ciento dijo haber tenido la experiencia de sentirse lleno del espíritu santo. Es interesante hacer notar que si bien estas experiencias fueron un poco más frecuentes entre los evangélicos, no se diferenció en gran medida de lo que católicos, otros grupos o incluso quienes dijeron no tener religión, mencionaron en sus respuestas. En otras palabras, aunque con prácticas rituales diferentes, las creencias y experiencias trascendentales más profundas de los entrevistados, son bastante homogéneas.

Religión, política y diversos temas sociales

La encuesta de la UCA exploró también la relación entre la religión y diversos temas políticos y sociales. En primer lugar exploró la opinión de la población acerca de la posibilidad de que las iglesias se involucren en conflictos sociales. Respecto a ese tema la población se encuentra dividida. El 52.1 por ciento dijo que las iglesias deberían meterse en conflictos sociales, mientras el 45.5 por ciento opina lo contrario. Esta división se explica en buena medida por el rol que la población le asigna a las iglesias en la actual coyuntura económica y social. Un 32.6 por ciento de salvadoreños cree que la función principal de las iglesias debería ser la mediación espiritual a través de la oración a Dios, la promoción del evangelio y la expansión de la religión. En contraste, una proporción similar de los entrevistados, (38.6 por ciento) opina que su rol debe ser la participación y mediación directa en diversos ámbitos sociales y políticos del país.

Según la encuesta del IUDOP, la religión es tan importante en la vida de las y los salvadoreños que, en opinión de tres cuartas partes de la población, los problemas del país son cada vez mayores porque la gente está muy alejada de la religión. Lo anterior explica porque el 92.4 por ciento de los entrevistados estaría muy o algo de acuerdo con la idea que en las escuelas públicas se impartan clases de religión.

A pesar que las respuestas anteriores sugieren que la población favorecería una difusión masiva de la religión en la sociedad, también es importante mencionar que el 78.6 por ciento de los entrevistados confirmó, independientemente del tipo de religión al que pertenecían, que estaría algo o muy de acuerdo con la afirmación de que las Iglesias deberían preferir a los pobres.

Con relación a los temas más estrictamente políticos y su vinculación con la religión, las opiniones se muestran divididas. Al respecto, mientras el 46.6 por ciento de los consultados cree que las iglesias no deberían tener ninguna orientación política, el restante 45.6 por ciento sí mencionó alguna orientación, de la siguiente manera: el 14.4 por ciento opinó que deberían ser izquierda o centro izquierda, el 15.1 por ciento mencionó que deberían ser centro, y el 16.1 por ciento dijo que deberían ser derecha o centro derecha. Vinculado a lo anterior, en opinión del 56.6 por ciento de la población los líderes espirituales de las diversas iglesias han mezclado la religión con la política.

En el tema político electoral, la encuesta revela que el 66 por ciento de las y los consultados dijo que no tendría ningún problema en votar por un candidato que practica una religión diferente a la suya. Además, el 63.9 por ciento dijo estar muy o algo de acuerdo con la idea de que es posible ser a la vez buen cristiano y votar por un partido de izquierda.

Al mismo tiempo, al consultar sobre la influencia que los líderes religiosos pudieron haber tenido entre sus adeptos en las pasadas elecciones, se pudo observar que al menos la mitad de los entrevistados, mencionó que los líderes de sus iglesias animaron mucho u algo a sus miembros para que hicieran uso de su derecho al voto; pero también el 26.4 por ciento confirmó que algunos líderes lograron tener algún grado de influencia en la decisión de por qué partido o candidato votar.

En resumen
La encuesta sobre la religión de las y los salvadoreños muestra con claridad el aumento de las afiliaciones de la población hacia las diferentes iglesias en el país, especialmente en la Iglesia evangélica que en once años prácticamente duplicó su membresía.

Si bien la práctica religiosa es significativamente diferente entre católicos y evangélicos, al menos en lo que respecta a la asistencia a cultos o misas y en el uso de ritos, hay mucha similitud tanto en las creencias básicas que comparten como en las experiencias trascendentales de tipo religiosas que dicen haber tenido.

Finalmente, la encuesta ha permitido conocer el alto grado de importancia que tiene la religión para la población. Y por esa misma razón, la población expresa altas expectativas acerca del papel que las Iglesias deben de jugar en la actual coyuntura económica y social, aunque en este último punto algunos esperarían que tuviera un mayor perfil espiritual y otros un protagonismo social más claro.

lunes, 26 de octubre de 2009

"Memoria subversiva", la tensión dinámica entre el antes y el después



Redacción Tehuacán
El teólogo Juan Bautista Metz suele hablar de una memoria "subversiva", es decir, de una memoria que no es mero recuerdo, sino la toma de conciencia de la complejidad de hechos y fenómenos que han dado origen a la situación actual que viven los pueblos y las instituciones. Algunos de esos hechos y fenómenos son positivos, otros son negativos. La memoria subversiva es una "versión" "sub-estante", es decir, pone de manifiesto, desde el interior de las cosas, desde sus causas, aquello que las configura o explica en su mismidad. Poner de manifiesto esa verdad íntima de las cosas se traduce en la denuncia de aquello que intenta minar la forma originaria de la realidad.
Es comprensible que muchas personas intenten "borrar" de la memoria personal y colectiva los hechos que al ser recordados puedieran poner en duda su situación actual de "gente buena", y "pulcra". El cristianismo mismo subsiste de la conmemoración cotidiana de la pasión, muerte y resurrección de Jesús y esa realidad compleja que llamamos "Iglesia" no tendría razón de existir sin ese recuerdo del misterio pascual.
Ahora bien, ¿cómo es posible que un sacerdote párroco pueda justificar su condición de sacerdote delante al pueblo a partir de ese mismo recuerdo y al mismo tiempo negarle a su pueblo el derecho a conservar esa misma memoria cuando cuida los muros de un templo que significan años de lucha y sufrimiento?
Busquemos alguna explicación:
  • Puede ser que en su formación a ese sacerdote no le hayan enseñado a relacionar principios teológicos con praxis histórica eclesial. En ese caso, ese sacerdote, si fuera el obispo de Roma ya hubiera mandado a destruir el Coliseo Romano, por ser una estructura "pagana" y, en definitiva, muy vieja.
  • Puede ser, simplemente, que el párroco no comulgue con la ideología de la comunidad que pastorea, que dicho sea de paso, no está obligada a persar igual a su párroco en lo que respecta la política. El "pastor" quiere evitar que ese lugar siga evocando un recuerdo "molesto" y "fastidioso" para su gusto político. !Claro¡ El templo puede convertirse en lugar de peregrinación para grupitos de "rojas criaturas" sedientas de reforzas sus ideas políticas.
  • Pero, si sólo se tratara de cuidar la salud física de los feligreses, el que el templo viejo no caiga sobre ellos. Buen, en ese caso, estamos de acuerdo, pero puede construir otro templo por otro lado, a la par si quiere, pida a algún diputado de ARENA o del PCN, que se lo proporcione, ellos lo harán gustosamente.

En todo caso, esperamos que la comunidad de Cinquera (Cabañas) se logre poner de acuerdo con su párroco y puedan conservar su patrimonio eclesial y de memoria histórica.


lunes, 19 de octubre de 2009

"DAMNATIO MEMORIAE" Y EL CURA QUE "DES-ATIENDE" A LA COMUNIDAD DE CINQUERA (CABAÑAS)



Los romanos usaban la expresión latina damnatio memoriae, es decir, "condena de la memoria", para expresar su rechazo de las políticas de alguno de los Emperadores. El párroco de Cinquera, en cambio, no es que no entienda por qué la gente se opone a la destrucción de su templo, sino por el contrario, precisamente porque lo entiende quiere destruirla, pues su visión ideológica de la historia es otra.
La Biblia nos cuenta una historia muy peculiar cuando el pueblo de Israel camina por el desierto se encuentran con una ciudad llamada Jericó; Dios les manda que den vueltas a su alrededor y después de unos días que lancen un grito y a esa fuerza los muros caerán; ellos hacen tal cual y así sucede.

Algo similar ha ocurrido en el municipio de Cinquera, Departamento de Cabañas. El Salvador; solo que esta vez la gente ha dado vueltas alrededor de su templo histórico y al grito de ¡no pasaran! los muros se mantienen en pie.

Los muros del Templo Católico de Cinquera si hablaran nos contarían de los sacrificios que los originarios de ese lugar hicieron para levantarlos; del señor Barraza quien dirigió la construcción allá por el año 1900. De los testimonios de Aida Escalante que a sus 15 años no tuvo miedo de enfrentarse al mismo Obispo que los acusaba de comunistas. De los cientos de hombres, mujeres y niños que ahí se encontraron con Dios y ahí aprendieron a leer la historia.

El Padre Emilio si viviera en Israel ya habría mandado a tirar el muro de los lamentos último vestigio del Templo de Jerusalen, el edificio más sagrado del judaísmo. Los restos que aún quedan datan de la época de Herodes el Grande, quien mandó construir grandes muros de contención alrededor del Monte Moriá, en el año 37 a.C. De vivir en Italia habría mandado a destruir el Coliseo romano por considerarlo vestigio pagano del imperio, aunque ahí se haya derramado sangre de testigos fieles de Jesucristo.

Que piensa el Padre Emilio Rivas al querer derribar los muros que son testigos mudos de lo que ahí ocurrió. Que sabe, entonces, este padrecito de memoria histórica; lo único que deja al descubierto es su posición ideológica y una terrible ignorancia y desconsideración con el pueblo que dice pastorear.

Pero no es de extrañar la actitud del párroco de Tejutepeque (le queda grande el título), puesto que es de conocimiento público que en San Vicente y Cabañas el clero adolece de falta de sentido común y prevalece ante todo el fanatismo religioso, espiritualista y adormecedor. La gente más pobre y aun la menos ilustrada diría “que daño le hace al padrecito unas paredes”; pero es que no se trata de unas simples paredes, se trata de la historia de Cinquera, se trata de su memoria histórica, se trata de que los testigos del “moreno” de Nazaret todavía estorban a la sinagoga bien montada llamada parroquia, llamada diócesis, llamada curia. Una razón más para seguir defendiéndolos.

Le hacemos un llamado al Padre Emilio Rivas que recuerde los apuntes de Historia de la Iglesia, de Arte Sacro y de Teología Pastoral, talvez encuentra ahí algunos datos que le ayuden a ilustrarse un poco sobre cual es su obligación como pastor. Le invitamos a comenzar a leer mas para conocer la historia de El Salvador, le recomendamos un libro del Equipo Maíz que se llama Historia de El salvador ahí hará un recorrido desde los tiempos de los Pipiles hasta los Acuerdos de Paz (1992) y ese si estoy seguro que lo comprenderá con su pequeño cerebroFelicitamos al pueblo heroico de Cinquera, a los hombres y mujeres valiosos como Pablito Alvarenga que han permanecido siempre acompañando su lucha; nuestro saludo fraterno y solidario a toda la comunidad.

Les animamos a seguir defendiendo lo que les pertenece y que nadie aun con la corpulencia e investidura que tenga puede venir a mancillar lo que la población considera su patrimonio.
Que el testimonio de los Mártires de la zona de Radiola de San Francisco y La Tigra y todos los héroes y heroínas les sigan dando ánimo para resistir y luchar.

Dios les Bendiga.

lunes, 12 de octubre de 2009

ZARZA ARDIENTE/TROYA ARDIENTE



TEHUACANES


Cristiani dice:

"VA A ARDER TROYA"


Miguel Ahues dice:

"SOMOS LA ZARZA ARDIENTE DEL PARTIDO"


Cristiani,

presidente del COENA,

que no viaja seguido a España,

ni a ciertos estados de los USA,

¿Adivinen por qué?


Miguel Ahues,

uno de los Doce no apóstoles de ARENA


ARENA

ESTÁ

ARDIENDO


AL ROJO VIVO,


POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS


AMÉN

lunes, 5 de octubre de 2009

CAMBIO DE OBISPO EN SAN VICENTE (II PARTE)


1. Historia razonada de los obispos de San Vicente: Aparicio Quintanilla, Oscar Barahona y José Luis Alas.

En el mes de diciembre de 2008, cuando se hizo pública la nómina de José Luis Alas como arzobispo de San Salvador, prometimos una serie de entregas a las que ahora damos continuidad.

El pulso de los meses transcurridos nos hace pensar que está ya cercana la nómina del nuevo obispo de la diócesis de San Vicente. La iglesia católica se suele tomar su tiempo para estas cosas, total, en El Salvador no está muy preocupada por la evangelización, parece haber delegado ese ministerio al "pastor mayor" Toby.

Cuando se tocan estos temas suelen verificarse reacciones muy variadas; quiérase o no, el tema religioso -a favor o en contra- corre por las venas del pueblo.

Todo jerarca religioso tiene su propia peculiaridad, cuyas especificaciones recogen una amalgama que auna cuestiones caracteriales, político-ideológicas, teológicas, etc. Bueno, no es fácil que ellos reconozcan eso, pero no es necesario, pues nosotros nos atenemos al texto bíblico: "por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7,16). Atengámonos, pues, a los frutos.

El primer obispo de San Vicente fue Mons. Aparicio Quintanilla, originario de Chinameca (San Miguel), nació el 29 de abril de 1908 y murió el 7 de septiembre de 1992.

Al primer obispo de una diócesis normalmente le corresponde construir una estructura y una infraestructura diocesana. De su gestión son la construcción de diversas obras: el seminario, lugar donde se forman normalmente los candidatos al sacerdocio; el Colegio Ana Guerra de Jesús a cargo de las religiosas miembros de la Congregación de las Hijas del Divino Salvador, que él mismo fundó. Es importante saber que Aparicio Quintanilla es originalmente salesiano, por consiguiente este espíritu se pone muy de manifiesto en su interés por la educación. De hecho mandó diversos sacerdotes a estudiar a Roma y a España, su sucesor, Mons. Barahona es uno de ellos.

Los más lógico, siguiendo el modelo tradicional de la iglesia católica, fue en su momento el dedicarse a abrir nuevas parroquias, para permitir a los fieles el acceso directo a los sacramentos que la iglesia dispensa.

Evidentemente la visión que este hombre tiene de la iglesia y del cristianismo en general corresponde con el período histórico en que le tocó vivir. Por una parte, promueve las estructuras clásicas y tradicionales de la iglesia, florecen grupos de apostolado del tipo "Legión de María", "Cursillos de cristiandad", "Caballeros de Cristo Rey", "Auxiliadoras marianas".

Por otra parte, y siguiendo su arraigado espíritu salesiano, se empeña en la obra educativa. Buscó capacitar los cuadros campesinos de la base popular de la iglesia, abre centros de formación para catequistas en Guacotecti (Cabañas) y en la Quinta San Roque (San Vicente); es uno de los primeros promotores de las cooperativas en la diócesis: Tecoluca y Cinquera.
De los tres obispos que ha tenido San Vicente, es el único que ha plasmado, en modo escrito, sus intuiciones pastorales, por medio de Cartas Pastorales.

Seguramente, el punto más delicado de su gestión ha sido su punto de vista político. En el Diario personal de Mons. Romero con frecuencia se suelen encontrar apuntes que lo definen como un obispo duro e intransigente en lo que respecta la organización popular revolucionaria de finales de los años 70. Ello mismo lo llevó a cerrar algnunos centros de formación, prohibió la acción de ciertos catequistas, y entró en conflicto con sus mismos sacerdotes al punto de suspender en bloque a un grupo numeroso de ellos, acusándolos de seguir ideas marxistas. Uno de los grupos, que originalmente nació con finalidades de apoyo social, los "Caballeros de Cristo Rey" decantó en brazo paramilitar del ejército estatal.

No cabe duda que lo más positivo de su gestión fue la importancia que dió a la formación e incluso al compromiso social, hasta que su punto de vista ideológico se lo permitió.

Nuestra tesis con respecto a este obispo es que él no aceptó nunca una organización popular que no viniera de las estructuras oficiales del Estado y de la Iglesia Católica y que no logró asumir, como un hecho histórico, el que en los años 70 y 80 en El Salvador era practicamente imposible impulsar procesos sociales "puros", es decir, no contaminados de las ideas marxistas. Mons. Aparicio y Quintanilla no logró "digerir" el Concilio Vaticano II y la Conferencia del CELAM en Medellín. El año 1968 le sentó muy mal.

El segundo obispo de San Vicente es Mons. José Oscar Barahona Castillo, el más estudiado de los tres, Lic. En derecho canónico y en Sagrada Escritura, también al que se le suele reconocer mayor coherencia entre su postura político-ideológica, también de derechas, y su estilo de vida personal. Originario de Mercedes La Ceiba (La Paz), nació el 29 de noviembre de 1938, actualmente reside en Santo Domingo.

El obispo José Oscar asume la diócesis en un momento duro, en 1983, cuando la guerra civil salvadoreña está en su momento más álgido. El clero que hereda es un clero diezmado por las suspenciones obradas por su antecesor. Naturalmente, el clero estaba predispuesto negativamente por estos hechos, cuya mayor evidencia se nota en la división interna del mismo.

También él es un obispo "fundador", en cuanto fundó una congregación religiosa femenina, Las Hermanas de Nazaret. Si las religiosas fundadas por Aparicio no llevaban velo en su cabeza y se dedicaban principalmente a la educación de jóvenes, las de Barahona, se presentan sumisas, de modales muy austeros y constituidas principalmente de muchachas campesinas.

Su misma visión austera de la religión lo lleva también a intentar fundar una versión masculina de sus religiosas, proyecto fracasado, el movimiento incipiente se llamaba "Hermanos de Jesús".

Ordenó sacerdotes con la idea de renovar el clero, durante su gestión se creó la diócesis de Zacatecoluca, que actualmente tiene como obispo titular a Mons. Elías Bolaños, que a su vez administra la diócesis de San Vicente.

Siempre, como su antecesor, motivado por prejuicios anti-comunistas, en 1989, retira sus seminaristas del Seminario Mayor San José de la Montaña (San Salvador) y los traslada para San Vicente, luego inicia a mandar seminaristas a Sololá (Guatemala) en modo sistemático.

Quiérase o no, este obispo intentó una renovación pastoral y evangelizadora en San Vicente. De su período es el mayor intento de evangelización que ha conocido esta diócesis, es decir, el llamado proceso "Renacer", que sigue una metodología de pequeñas comunidades, al estilo comunidades de base, pero nunca llamadas así, por las connotaciones políticas que siempre vio en ellas el obispo Barahona.

El estilo de devociones y religiosidad popular siguió su curso sin ningún problema. Importante fue su apoyo a los jóvenes, era evidente la connotación mariana que tenía su pastoral e inculcaba mucho la devoció a la Eucaristía.

Siguió abriendo escuelas parroquiales, se preocupó, si bien a su nivel, de elaborar catecismos para la catequies en las parroquias, muchos de ellos siguen siendo utilizados.

En nuestra visión, este obispo tenía muy claro la necesidad de la formación y la actualización de las estructuras eclesiales, pero un temor invencible a las ideologías de izquierda, lo imposibilitó para llevar a término sus intuiciones pastorales y de evangelización. Ello mismo provocó un aislamiento pastoral de la diócesis, principalmente a la hora de formar a los laicos católicos. Ciertamente, fue más sutil a la hora de tratar a sus sacerdotes, que el obispo anterior, hasta que introdujo como vicario suyo al actual arzobispo de San Salvador.

El tercer obispo de San Vicente es Mons. José Luis Escobar Alas, el actual arzobispo de San Salvador. Licenciado en filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma. Originario de Suchitoto (Cuscatlán), nació el 10 de marzo de 1959. Fue obispo titular de San Vicente desde el 2005, pero desde el 2002 ejercía ya como auxiliar.

La continuidad ideológica es innegable también en este obispo. Prosiguió abriendo escuelas parroquiales, y su mayor proyecto educativo fue la apertura del MEGATEC en Ilobasco.

Mons. Barahona inculcó fuertemente la devoción al Santísimo Sacramento, pero fue el obispo José Luis el que concentró su atención en la construcción de capillas del Santísimo y la construcción de imágenes de la Virgen María en las entradas de los pueblos. Ninguno de los dos obispos supo explicar el sentido teológico de estos dos gestos de construcción material.

Se le suele reconocer sus dotes de buen orador a la hora de la predicación, un dejo de ironía suele rondar en sus discursos.

Si Mons. Oscar intentó la elaboración de un Plan Pastoral Diocesano, proyecto que quedó iniciado y que continuó José Luis, sin embargo este último fue incapaz de llevarlo a conclusión.

Mientras Oscar Barahona y Aparicio fueron muy claros en sus posiciones ideológicas de "derechas", José Luis maneja un discurso ambíguo. Por ejemplo, en el día de su consagración como arzobispo de San Salvador citó a Mons. Romero en su discurso, también lo hizo cuando fue consagrado obispo titular de San Vicente, pero es de dominio público en San Vicente, que nunca les permitió a sus sacerdotes celebrar el aniversario de la muerte del obispo mártir en sus parroquias. Los comentarios hechos por las personas en otras entregas podrían revelar tantas cosas que aquí no podemos afrontar.
Nuestra valoración del ministerio pastoral de Mons. José Luis en San Vicente es que él siempre consideró a San Vicente como la plataforma que lo llevaría a la sede metropolitana, eso explica su escaso interés por la cuestión evagelizadora y su asídua amistad con los cuadros de las derecha política de El Salvador.

Datos curiosos:

Mons. Chávez y González tuvo a su cargo la primera evangelización o "misiones" en la jurisdicción de San Vicente.

A Mons. Aparicio le suelen llamar "tamagás" y a Mons. José Luis, "camaleón", el pueblo sabrá explicar por cuáles motivos.
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Un canto a la vida.

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