lunes, 5 de octubre de 2009

CAMBIO DE OBISPO EN SAN VICENTE (II PARTE)


1. Historia razonada de los obispos de San Vicente: Aparicio Quintanilla, Oscar Barahona y José Luis Alas.

En el mes de diciembre de 2008, cuando se hizo pública la nómina de José Luis Alas como arzobispo de San Salvador, prometimos una serie de entregas a las que ahora damos continuidad.

El pulso de los meses transcurridos nos hace pensar que está ya cercana la nómina del nuevo obispo de la diócesis de San Vicente. La iglesia católica se suele tomar su tiempo para estas cosas, total, en El Salvador no está muy preocupada por la evangelización, parece haber delegado ese ministerio al "pastor mayor" Toby.

Cuando se tocan estos temas suelen verificarse reacciones muy variadas; quiérase o no, el tema religioso -a favor o en contra- corre por las venas del pueblo.

Todo jerarca religioso tiene su propia peculiaridad, cuyas especificaciones recogen una amalgama que auna cuestiones caracteriales, político-ideológicas, teológicas, etc. Bueno, no es fácil que ellos reconozcan eso, pero no es necesario, pues nosotros nos atenemos al texto bíblico: "por sus frutos los conoceréis" (Mateo 7,16). Atengámonos, pues, a los frutos.

El primer obispo de San Vicente fue Mons. Aparicio Quintanilla, originario de Chinameca (San Miguel), nació el 29 de abril de 1908 y murió el 7 de septiembre de 1992.

Al primer obispo de una diócesis normalmente le corresponde construir una estructura y una infraestructura diocesana. De su gestión son la construcción de diversas obras: el seminario, lugar donde se forman normalmente los candidatos al sacerdocio; el Colegio Ana Guerra de Jesús a cargo de las religiosas miembros de la Congregación de las Hijas del Divino Salvador, que él mismo fundó. Es importante saber que Aparicio Quintanilla es originalmente salesiano, por consiguiente este espíritu se pone muy de manifiesto en su interés por la educación. De hecho mandó diversos sacerdotes a estudiar a Roma y a España, su sucesor, Mons. Barahona es uno de ellos.

Los más lógico, siguiendo el modelo tradicional de la iglesia católica, fue en su momento el dedicarse a abrir nuevas parroquias, para permitir a los fieles el acceso directo a los sacramentos que la iglesia dispensa.

Evidentemente la visión que este hombre tiene de la iglesia y del cristianismo en general corresponde con el período histórico en que le tocó vivir. Por una parte, promueve las estructuras clásicas y tradicionales de la iglesia, florecen grupos de apostolado del tipo "Legión de María", "Cursillos de cristiandad", "Caballeros de Cristo Rey", "Auxiliadoras marianas".

Por otra parte, y siguiendo su arraigado espíritu salesiano, se empeña en la obra educativa. Buscó capacitar los cuadros campesinos de la base popular de la iglesia, abre centros de formación para catequistas en Guacotecti (Cabañas) y en la Quinta San Roque (San Vicente); es uno de los primeros promotores de las cooperativas en la diócesis: Tecoluca y Cinquera.
De los tres obispos que ha tenido San Vicente, es el único que ha plasmado, en modo escrito, sus intuiciones pastorales, por medio de Cartas Pastorales.

Seguramente, el punto más delicado de su gestión ha sido su punto de vista político. En el Diario personal de Mons. Romero con frecuencia se suelen encontrar apuntes que lo definen como un obispo duro e intransigente en lo que respecta la organización popular revolucionaria de finales de los años 70. Ello mismo lo llevó a cerrar algnunos centros de formación, prohibió la acción de ciertos catequistas, y entró en conflicto con sus mismos sacerdotes al punto de suspender en bloque a un grupo numeroso de ellos, acusándolos de seguir ideas marxistas. Uno de los grupos, que originalmente nació con finalidades de apoyo social, los "Caballeros de Cristo Rey" decantó en brazo paramilitar del ejército estatal.

No cabe duda que lo más positivo de su gestión fue la importancia que dió a la formación e incluso al compromiso social, hasta que su punto de vista ideológico se lo permitió.

Nuestra tesis con respecto a este obispo es que él no aceptó nunca una organización popular que no viniera de las estructuras oficiales del Estado y de la Iglesia Católica y que no logró asumir, como un hecho histórico, el que en los años 70 y 80 en El Salvador era practicamente imposible impulsar procesos sociales "puros", es decir, no contaminados de las ideas marxistas. Mons. Aparicio y Quintanilla no logró "digerir" el Concilio Vaticano II y la Conferencia del CELAM en Medellín. El año 1968 le sentó muy mal.

El segundo obispo de San Vicente es Mons. José Oscar Barahona Castillo, el más estudiado de los tres, Lic. En derecho canónico y en Sagrada Escritura, también al que se le suele reconocer mayor coherencia entre su postura político-ideológica, también de derechas, y su estilo de vida personal. Originario de Mercedes La Ceiba (La Paz), nació el 29 de noviembre de 1938, actualmente reside en Santo Domingo.

El obispo José Oscar asume la diócesis en un momento duro, en 1983, cuando la guerra civil salvadoreña está en su momento más álgido. El clero que hereda es un clero diezmado por las suspenciones obradas por su antecesor. Naturalmente, el clero estaba predispuesto negativamente por estos hechos, cuya mayor evidencia se nota en la división interna del mismo.

También él es un obispo "fundador", en cuanto fundó una congregación religiosa femenina, Las Hermanas de Nazaret. Si las religiosas fundadas por Aparicio no llevaban velo en su cabeza y se dedicaban principalmente a la educación de jóvenes, las de Barahona, se presentan sumisas, de modales muy austeros y constituidas principalmente de muchachas campesinas.

Su misma visión austera de la religión lo lleva también a intentar fundar una versión masculina de sus religiosas, proyecto fracasado, el movimiento incipiente se llamaba "Hermanos de Jesús".

Ordenó sacerdotes con la idea de renovar el clero, durante su gestión se creó la diócesis de Zacatecoluca, que actualmente tiene como obispo titular a Mons. Elías Bolaños, que a su vez administra la diócesis de San Vicente.

Siempre, como su antecesor, motivado por prejuicios anti-comunistas, en 1989, retira sus seminaristas del Seminario Mayor San José de la Montaña (San Salvador) y los traslada para San Vicente, luego inicia a mandar seminaristas a Sololá (Guatemala) en modo sistemático.

Quiérase o no, este obispo intentó una renovación pastoral y evangelizadora en San Vicente. De su período es el mayor intento de evangelización que ha conocido esta diócesis, es decir, el llamado proceso "Renacer", que sigue una metodología de pequeñas comunidades, al estilo comunidades de base, pero nunca llamadas así, por las connotaciones políticas que siempre vio en ellas el obispo Barahona.

El estilo de devociones y religiosidad popular siguió su curso sin ningún problema. Importante fue su apoyo a los jóvenes, era evidente la connotación mariana que tenía su pastoral e inculcaba mucho la devoció a la Eucaristía.

Siguió abriendo escuelas parroquiales, se preocupó, si bien a su nivel, de elaborar catecismos para la catequies en las parroquias, muchos de ellos siguen siendo utilizados.

En nuestra visión, este obispo tenía muy claro la necesidad de la formación y la actualización de las estructuras eclesiales, pero un temor invencible a las ideologías de izquierda, lo imposibilitó para llevar a término sus intuiciones pastorales y de evangelización. Ello mismo provocó un aislamiento pastoral de la diócesis, principalmente a la hora de formar a los laicos católicos. Ciertamente, fue más sutil a la hora de tratar a sus sacerdotes, que el obispo anterior, hasta que introdujo como vicario suyo al actual arzobispo de San Salvador.

El tercer obispo de San Vicente es Mons. José Luis Escobar Alas, el actual arzobispo de San Salvador. Licenciado en filosofía por la Universidad Gregoriana de Roma. Originario de Suchitoto (Cuscatlán), nació el 10 de marzo de 1959. Fue obispo titular de San Vicente desde el 2005, pero desde el 2002 ejercía ya como auxiliar.

La continuidad ideológica es innegable también en este obispo. Prosiguió abriendo escuelas parroquiales, y su mayor proyecto educativo fue la apertura del MEGATEC en Ilobasco.

Mons. Barahona inculcó fuertemente la devoción al Santísimo Sacramento, pero fue el obispo José Luis el que concentró su atención en la construcción de capillas del Santísimo y la construcción de imágenes de la Virgen María en las entradas de los pueblos. Ninguno de los dos obispos supo explicar el sentido teológico de estos dos gestos de construcción material.

Se le suele reconocer sus dotes de buen orador a la hora de la predicación, un dejo de ironía suele rondar en sus discursos.

Si Mons. Oscar intentó la elaboración de un Plan Pastoral Diocesano, proyecto que quedó iniciado y que continuó José Luis, sin embargo este último fue incapaz de llevarlo a conclusión.

Mientras Oscar Barahona y Aparicio fueron muy claros en sus posiciones ideológicas de "derechas", José Luis maneja un discurso ambíguo. Por ejemplo, en el día de su consagración como arzobispo de San Salvador citó a Mons. Romero en su discurso, también lo hizo cuando fue consagrado obispo titular de San Vicente, pero es de dominio público en San Vicente, que nunca les permitió a sus sacerdotes celebrar el aniversario de la muerte del obispo mártir en sus parroquias. Los comentarios hechos por las personas en otras entregas podrían revelar tantas cosas que aquí no podemos afrontar.
Nuestra valoración del ministerio pastoral de Mons. José Luis en San Vicente es que él siempre consideró a San Vicente como la plataforma que lo llevaría a la sede metropolitana, eso explica su escaso interés por la cuestión evagelizadora y su asídua amistad con los cuadros de las derecha política de El Salvador.

Datos curiosos:

Mons. Chávez y González tuvo a su cargo la primera evangelización o "misiones" en la jurisdicción de San Vicente.

A Mons. Aparicio le suelen llamar "tamagás" y a Mons. José Luis, "camaleón", el pueblo sabrá explicar por cuáles motivos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

no considero al arzobispo una persona "sincera" (de ahi que le llaman "camaleon"?????)....

me pareció muy fuera de lugar el discurso respecto a que los partidos derechistas podrían bloquear al frente en lo de las bodas gay... no quiero ni repetir lo que dijo....

me pareció que quiso disculparse (???) o quiso rectificar, no sé, no me quedó claro.... y eso de que cita a Mons. Romero y nunca dejó que otros celebraran el aniversario, es muy raro... como digo, no me parece sincero, no me gusta..........
soy católica, pero él no me agrada....
Mireya

Anónimo dijo...

Me parece un buen intento y vale la pena el aporte. Considero que el clero de San Vicente tienen una gran deuda con la población y la feligresía... "escribir su propia historia".

Tengo la impresión que no lo hacen porque tienen miedo se conozca tanta podredumbre. Se olvidan que ha habido grandes hobres y mujeres que son verdaderos modelos.

Considero que los obispos que ha habido en San Vicente no supieron entender la historia y no supieron responder a la realidad y a las necesidades de su gente.

De los tres considero que lo peor ha sido Alas Escobar. Estoy de acuerdo con la afirmación que vio a San Vicente como la plataforma para llegar a la Arquidiócesis. Su paso no dejó huella positiva alguna. He escuchado comentario de algunos sacerdotes y ni por ellos era apreciado.

TEHUACÁN dijo...

Para el lector atento de la realidad social y eclesial hay cuestiones evidentes en el bogierno eclesiástico de San Vicente.
En primer lugar, se ha dado una clara alineación política de los obispos Aparicio, Oscar y José Luis con la derecha (ARENA y PCN). Ello se ha traducido en una falta de credibilidad de la población hacia el clero.
Pero, al mismo tiempo, ello ha permitido notar los diferentes puntos de vista que hay al interno de la iglesia católica de San Vicente: Aparicio tuvo que suspender a muchos sacerdotes para poder mantener su posición político-eclesiástica. Oscar Barahona tuvo que imponer un estilo de sumisión total, caricaturezco,a su persona para poder ejercer su autoridad episcopal, eso ha repercutido en toda una diócesis, que no despunta por sus planes operativos, ni en el plano de la evangelización, y menos en el plano social.
José Luis lo que hizo fue radicalizar la línea ideológica de sus antecesores y apuntar su mirada hacia la Arquidiócesis. Ninguno de estos obispos ha plasmado su pensamiento en una triste página de papel, el diálogo no ha sido su fortaleza, la intolerancia ideológica les comió el alma. En ellos el principio ideológico ha prevalecido respecto del principio evangélico. Cuando la iglesia llega a ese punto no hay punto de retorno, a no ser que el pueblo tenga intenciones de expresarse, pero ¿Es San Vicente un "pueblo" organizado?¿Tiene algo que decir al respecto?

Anónimo dijo...

Considero que la situacion es un poco ambibalente, por que que a veces no hablamos ni actuamos con un verdadero espiritu cristiano, espero que el proximo obispo, sea mas del pueblo, partor y amigo de sus sacerdotes.

Anónimo dijo...

Es lamentable como la iglesia romana esta llevando la cristiandad en occidente asu total confucion yo estoy en españa pues al igual que el pader luis tenia muchos proyecto en mi ciudad como cristiano ortodoxo en santa tecla pero fui amenazado de muerte y recibi mas de un atentado y tuve que salir al exilio desde aca quiero animar a que se organize la iglesia nacional en el salvador que vele por los intereses del evangelio y no la de los poderosos que trafican con la vida de una nacion aligual que la iglesia romana que como judas por una poca de plata vende su integridad cual simon el mago vende segun ella la gracia de Dios que no tiene presio al igual que la vida. por que no salen las organizaciones provida a defenderla?porque son fachadas de la derecha escuadronera y acecina pero muy catolica. ¡que viva la iglesia de los pobres!

TEHUACÁN dijo...

En el caso de los obispo alineados con los partidos de derecha -de los cuales se esperan cosas mayores y mejores- se predica aquello que sugieren los latinos: "corruptio optimi pessima" (la corrupción de los mejores es lo peor).

Los de Tehuacán.

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