sábado, 3 de julio de 2010

Lectura de la Biblia obligatoria en las Escuelas por decreto legislativo

Tomás de Aquino, el prominente teólogo católico, solía decir credere voluntatis est, es decir, el creer es algo voluntario, una cuestión de libertad (Cfr. Summa theologiae, II-II, q. 10, a. 8.).
Ahora bien, en algunos periódicos de El Salvador se publica la noticia referente la aprobación de un decreto legislativo que establece la lectura diaria de la Biblia en las escuelas. La pregunta que surge de inmediato es: ¿Puede obligarse a los estudiantes de todo un país a la lectura de un libro sagrado? ¿No va ese decreto contra la libertad de culto, que proclama la Constitución de la República? En realidad la cuestión se presta para análisis más profundos.
La crisis de violencia que está viviendo el Salvador lleva a proponer soluciones desproporcionadas, que van desde la lectura obligada de la Biblia hasta la pena de muerte.

¿Qué está sucediendo?
Lo que pasa es que la crisis de gobernabilidad pone de manifiesto la crisis de credibilidad de las instituciones de una sociedad. La credibilidad se pierde por dos motivos fundamentales: porque no se hace bien lo que se tiene que hacer, según la competencia de cada institución, o porque esa misma institución está vinculada o consiente la corrupción de los grupos sociales que minan la gobernabilidad del país en cuestión.
En esa línea, la imposición de la lectura de la Biblia es una medida desesperada, inapropiada y contraproducente.
1. Es desesperada, porque nadie en su sano juicio, se espera que un decreto legislativo proponga la lectura de un libro –aunque sea considerado como “sagrado”- como solución a un problema tan complejo. Se podría entender esta medida en los casos en los cuales los Estados se declaran confesionales, pero El Salvador no es confesional.
2. De modo que la medida es inapropiada. Tendría sentido el decreto si en él se estableciera que todas las religiones, reconocidas legalmente en el país, pudiesen leer sus propios libros “sagrados” en las escuelas de su confesión: los musulmanes, los judíos, etc.
3. Pero, sobre todo, es contraproducente para el Estado como para los cristianos. La Biblia es una colección de textos pertenecientes a la tradición judeo-cristiana. Y, por lo que dice Tomás de Aquino, la fe no se puede imponer, ni siquiera obligando a leer el texto fundamental en el que se inspira. Si la petición de leer la Biblia en las Escuelas viene de sectores “cristianos” –católicos y protestantes-, entonces ello iría contra la esencia misma de la libertad de culto, principio presente en la Constitución y proclamado por el cristianismo mismo. En ese caso El Salvador no sería diverso de un país musulmán, donde se impone la lectura del Corán en las escuelas. Tendría más sentido vivir en Cuba, donde el Estado se declara “laico”. Sólo a los manipuladores de la religión, al estilo del diputado Parker y a la cuadrilla de pastores católicos y protestantes que lo siguen, se les ocurre una propuesta tan deformadora. No logramos superar el contubernio primitivo entre política y religión.

Pero son interesantes también las conclusiones que se pueden sacar del decreto legislativo.

1. El Estado salvadoreño privilegia –contra la libertad de culto- la lectura de textos judeo-cristianos y hace de lado los textos de las otras religiones presentes en el país.

La Biblia no puede ser leía en modo indiscriminado, pues contiene pasajes bíblicos violentos e incluso aparentemente contradictorios que reclaman una lectura contextualizada y orientada por las indicaciones de los especialistas en Biblia.

Pongamos un ejemplo.
Supongamos que un día normal de clases se lee el texto del Evangelio de Mateo capítulo 5, que dice:
38 Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39 Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; 40 y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; 41 y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. 42 Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.
¿No estaría invitando este texto –si no se explica correctamente- a la sumisión, a no hacer nada por cambiar la situación que estamos viviendo?

Ahora bien, supongamos que el día siguiente se lee el texto del Evangelio de Juan, capítulo 18, donde se lee:
19 Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. 20 Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto. 21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho. 22 Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas? 24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.
¿No sería este texto una invitación a defenderse contra el agresor y pedirle explicación por la violencia que está ejerciendo sobre mi propia persona?

Y así podríamos proceder leyendo textos diversos, que necesitan una explicación.

2. En el fondo hay un oportunismo religioso que degenera en más ignorancia.

La jerarquía católica y los protestantes quieren tener presencia en la escuela, pero escogen el camino fácil, es decir, el de aprovechar el momento crítico de violencia que vive el país para tener influjo en ella. Eso nos dice que nunca han tenido un proyecto serio de educación religiosa escolar, si no, ya lo hubiéramos conocido. Demuestra, además, que pretenden solucionar sus problemas internos, de falta de evangelización sistemática, imponiendo a otros lo que ellos mismo no han practica al interno de sus Iglesias.
Los protestantes, en sus colegios y escuelas no harán 10 minutos de lectura bíblica, más bien la clase será un “culto”, pues a más religión –pensarán ingenuamente- menos violencia. Se hará oración, habrá llanto, los cuerpos levitarán, pero los contenidos de las clases pasarán a segundo plano y los problemas sociales seguirán estando en el mismo lugar.

3. Se debe recuperar la credibilidad de las instituciones con el combate a la corrupción en todos los niveles.
  • El policía y el juez corrupto que sean mandados a la cárcel.
  • El pastor religioso, católico o protestante, que consiente los negocios del político corrupto, a la cárcel.

A la Iglesia, en su expresión católica o evangélica, les decimos: en lugar de andar proponiendo soluciones de remiendo, mejor dedíquense a realizar en serio su misión evangelizadora, que para eso existen, no multipliquen la ignorancia y la superficialidad. Lo que ustedes proponen, junto a los políticos demagogos, es un remedio no una solución y el resultado será la náusea de la religión, porque todo lo impuesto tiende a ser rechazado.

No es la lectura de la Biblia la solución del problema, sino la sincera y sistemática puesta en práctica de sus contenidos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La gente sencilla piensa que la lectura de Biblia es una solución para los problemas que vive el país, pero los que matan no son gente sencilla, de modo que a ellos no les interesa la lectura de la Biblia.

JC Conde de Orgaz dijo...

Excelente y completo artículo. Gracias

Pensar que la lectura de un libro, por sí mismo (ex opere operato) va a causar un bien en quien lo lee, sin más, es un error que tiene origen en el principio luterano expresado con la sentencia "sola scriptura".

Sin embargo, es un error muy extendido en las personas menos educadas. La lectura de la biblia no puede ser coercitiva: si se le saca de los santuarios de las iglesias y de los hogares puede hacer tanto bien o tanto mal como cualquier otro libro.

La biblia no es un talismán mágico como a veces paracen pensarlo los fundamentalistas evangélicos. El Arzobispo de San Salvador lo sabe muy bien y de nuevo vuelve a poner los puntos sobre la íes:

TEHUACÁN dijo...

El arzobispo ha hecho bien en poner las cosas en claro. Porque, en el modo como fue presentada la noticia inicialmente, parecía que la Iglesia Católica estaba al tanto. Pedir el veto del decreto va bien en la línea de los principios. Pero la Iglesia Católica está llamada a ser más efectiva en el modo de proponer soluciones desde la fe misma. Es un buen momento para que la jerarquía católica haga una buena propuesta de educación religiosa escolar, sin dañar la libertad de culto.

Los de Tehuacan.

Anónimo dijo...

El articulo esta excelente. Mi propuesta: Podrian publicar este articulo en algun periodico de nuestro pais? Un analisis acertado, como el presente articulo, es lo que ayuda a generar una opinion apropiada en las mayorias. Es grande la ignorancia con relacion al presente tema en nuestra sociedad. Ojala y este articulo pueda ser difundido por todos los medios posibles.

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