jueves, 1 de enero de 2009

CAMBIOS EN LA JERARQUÍA CATÓLICA DE EL SALVADOR (N.1): Introducción



REDACCIÓN TEHUACÁN
[Imágenes: las catedrales de San Salvador y San Vicente]
En las próximas entregas intentaremos, con la ayuda de expertos en la materia, de entender mejor la transición en la jerarquía católica, es decir, ¿cuáles implicaciones puede tener esa transición en la vida interna de la iglesia y en la sociedad?

En un país tan pequeño, como el nuestro, el cambio de arzobispo es un evento que pone en evidencia el pulso religioso y político de toda una Nación; de hecho, San Salvador bien puede ser considerado, y es, el “laboratorio” donde se miden las principales tendencias políticas y religiosas de nuestro pueblo.

Pero, antes de publicar los materiales al respecto creemos importante identificar algunos elementos que nos ayuden a motivar la cuestión.

En primer lugar, el punto central del cambio es la figura del arzobispo. Por tanto, el obispo que será puesto en San Vicente tiene valor secundario, es relativo a la nómina del arzobispo.

En segundo lugar, existen dos líneas de tendencia entre las dos diócesis en cuestión, fácilmente identificables:

(1) San Vicente es una diócesis jóven, erigida el 18 de diciembre de 1943, ha tenido solamente tres obispos: Mons. Oscar Arnoldo Aparicio Quintanilla (difunto), Mons. José Oscar Barahona Castillo (emérito[1]) y Mons. José Luis Escobar Alas, el actual nominado arzobispo. Sin temor a equivocarse, ésta diócesis, en la persona de sus obispos, se ha siempre alineado con el pensamiento nacionalista, normalmente llamado de “derechas”.

(2) San Salvador, por su parte, , tiene una historia más compleja, que data de tiempos de la colonia, cuyos momentos más representativos han dado y siguen dando origen a estudios históricos. Erigida diócesis el 28 de septiembre de 1842 y arquidiócesis el 11 de febrero de 1913. Su historia contemporánea, más rica, parte del episcopado de Mons. Luis Chávez y González (difunto), obispo que le tocó vivir la transición del Concilio Vaticano II, concluido en 1965. Le siguió Mons. Oscar Arnulfo Romero (asesinado), que vivió el perído más duro de la última guerra civil salvadoreña. A Romero le sucedió Mons. Arturo Rivera Damas (difunto). Hasta éste último jerarca, la línea pastoral de San Salvador ha sino netamente en favor de las mayorías populares y, muchas veces, en diálogo crítico con los gobiernos de turno. Con mucha frecuencia Mons. Romero es visto como la figura episcopal más representativa de la pastoral y evangelización inspiradas en la teología latinoamericana de la liberación. En fin, con Mons. Fernando Sáenz Lacalle se da un cambio radical, en el plano ideológico-pastoral. El obispo de origen español, con nacionalidad salvadoreña, fue capellán militar y ha mantenido sus grados militares hasta la fecha. Pertenece a la prelatura personal del Opus Dei, que junto con los Legionarios de Cristo, constituyen las formas más características de la “derecha católica”. El Opus Dei tiene su matriz en España, los Legionarios de Cristo en México. Estos dos grupos tienen sendos programas de becas para estudiantes-seminaristas de todo el mundo, aspirantes al sacerdocio, que son formados principalmente en España y Roma. El nuevo arzobispo, entonces se coloca, por una parte, en la tradición de los obispos de San Vicente, nada simpatizantes con las visiones ligadas a la teología de la liberación —aunque, de hecho, no formen parte ni del Opus Dei, ni de los Legionarios de Cristo— y, por otra parte, muy cercano a la gestión del arzobispo Sáenz, miembro de la principal corriente opositora de la teología de la liberación, el Opus Dei.

Bueno, planteadas de este modo las cosas, habría que hipotizar algunas líneas argumentativas:

(a) ¿Cuáles son las intuiciones más representativas de la propuesta evangelizadora de los obispos de San Vicente? Obligado es, en este caso, el estudio y análisis de su producción literaria y de la implementación de sus programas de evangelización, en el caso que existieran.

(b) El conocido debate entre los obispos Aparicio Quintanilla y Oscar Romero, ¿es sólo una cuestión de diferencias en cuanto a opiniones personales o manifiesta dos visiones distintas de la iglesia, dos modos de entender y vivir la iglesia? ¿En qué modo esas dos visiones de la iglesia, en el caso que existieran, determinan hasta la fecha los modelos de evangelización actuales?

(c) Normalmente, los creyentes en Cristo, sostienen creer en la “conversión” moral y espiritual de las personas. Si nosotros, a partir de los datos, asumimos que José Luis es un obispo con tendencia conservadora y favorable a las posiciones de la derecha salvadoreña, ¿se le puede conceder al nuevo arzobispo el beneficio de la duda, es decir, la posibilidad de su “conversión” futura hacia los pobres?

(d) Teniendo presentes los datos acumulados hasta la fecha sobre los arzobispos de San Salvador, de Chávez y González hasta Sáenz, y por los obispos de San Vicente, de Aparicio hasta José Luis, ¿cuáles serían los retos que esperan a José Luis en San Salvador y al nuevo obispo de San Vicente, en un país probablemente gobernado por la izquierda en la forma representada por el FMLN? ¿Cuáles debieran ser sus prioridades pastorales y evangelizadoras? ¿Qué implicaciones políticas se preven en estas dos nóminas episcopales?

Estas son algunas de las cuestiones que intentaremos afrontar en las próximas entregas, según las posibilidades que tengamos a mano.

Nota: Los conceptos “derecha” e “izquierda” han caído en desuso, pero aquí son utilizados como elementos necesarios para hacerse entender en un medio donde todavía no han sido superados.

[1] “Emérito” se llama al obispo que, según los cánones del derecho eclesiástico católico, no ejerce más sus funciones como titular de una diócesis. Una especie de “jubilación” episcopal.

3 comentarios:

El que siempre cae mal dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
El que siempre cae mal dijo...

Asi como mi familia no me permite expresar mi libre opinión acerca de la religión, ni de ningun tema, en este blog tampoco se me permite hablar libremente.

TEHUACÁN dijo...

Sobre la religión has dicho lo ques has querido, y no te hubiéramos borrado lo que sobre ella decías en el comentario borrado, a no ser por las palabras soeces que en él utilizabas, que a nuestro juicio, en ese comentario contreto eran innecesarias, delante al sentido inicial de tu comentario.

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