La noche del domingo 20 de junio, a partir de las 8:00 p.m. se inicia a difundir en todo el país, por los medios de comunicación, la noticia de la enésima masacre en El Salvador. Esta vez la macabra noticia deja entrever un alto grado de alevosía.
Once personas fueron quemadas al interno de un bus del transporte colectivo (cfr. Diario "La Página"). Este era el límite superior al que se podía llegar y las variables apuntan a complejos problemas sociales.
1. Hay crisis de gobernabilidad en El Salvador. Y la crisis es el resultado de una segmentación social progresiva y degenerativa: colonización, dictaduras militares, movimientos guerrilleros, guerra civil, corrupción, mafia, etc.
2. El problema es sistémico. Toda sociedad que alcance estos niveles de violencia denota la corrupción de sus instituciones, principalmente la policía, el sistema judicial, el gobierno central y los gobiernos locales.
3. En su etapa más crítica, la crisis de gobernabilidad transporta la violencia de las zonas marginales a los centros urbanos de la ciudad, donde se presume mayor seguridad. A partir de este momento, nadie está seguro en El Salvador.
4. La crisis de gobernabilidad se caracteriza por un miedo colectivo, que decanta en impotencia civil -el ciudadano teme, pero no se pronuncia con fuerza-. Las instituciones que en otro contexto -el moral, el religioso, el ético- se autoproclaman defensoras del pueblo, simplemente callan o hacen críticas tímidas, que nadie toma en serio. Pastores protestantes, obispos de la iglesia católica y mercachifles de la religión en general, se refugian en sus recintos burgueses y abandonan al rebaño a merced de los depredadores sociales.
5. En las vías de solución:
- Debe combatirse la corrupción sin piedad alguna, como despiadado es el accionar del corrupto, llámese marero, diputado, magistrado, sacerdote, obispo, pastor protestante, policía, alcalde. Si no se combate la corrupción, se es cómplice de ella.
- Organización ciudadana para la auto-defensa. Cuando las instituciones se desploman, lo que queda es la supervivencia.
- Ejercer presión sobre los pastores: católicos y protestantes. Para que no estén como "perros mudos" sólo contemplando el drama de nuestro pueblo sin hacer denuncias contundentes.
Estamos a años luz de ser un país estable, la violencia toca a nuestra puerta, sobreviva y participe en la organización de grupos y comunidades que luchen por la justicia y la dignidad de la persona. Haga algo no se quede de brazos cruzados.
1 comentario:
Como es habitual en este blog, excelente artículo
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