Esmeralda María Landaverde Ramos, como todos los “cubanos”,
como suelen ser llamados los habitantes de Apastepeque, seguramente quería
disfrutar de las fiestas patronales de su pueblo.
A sus 38 años se subió al Trabant acompañada de su
hijo. Según explican las fuentes, la mujer pudo haber sufrido un ataque de
nervios, lo cual la llevó a retirar los seguros del asiento del juego mecánico
que suele hacer fuertes movimientos y por la fuerza fue lanzada a la plataforma
de la máquina y además del golpe mortal, la máquina misma le trituró el cuerpo.
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