Los romanos usaban la expresión latina damnatio memoriae, es decir, "condena de la memoria", para expresar su rechazo de las políticas de alguno de los Emperadores. El párroco de Cinquera, en cambio, no es que no entienda por qué la gente se opone a la destrucción de su templo, sino por el contrario, precisamente porque lo entiende quiere destruirla, pues su visión ideológica de la historia es otra.
La Biblia nos cuenta una historia muy peculiar cuando el pueblo de Israel camina por el desierto se encuentran con una ciudad llamada Jericó; Dios les manda que den vueltas a su alrededor y después de unos días que lancen un grito y a esa fuerza los muros caerán; ellos hacen tal cual y así sucede.
Algo similar ha ocurrido en el municipio de Cinquera, Departamento de Cabañas. El Salvador; solo que esta vez la gente ha dado vueltas alrededor de su templo histórico y al grito de ¡no pasaran! los muros se mantienen en pie.
Los muros del Templo Católico de Cinquera si hablaran nos contarían de los sacrificios que los originarios de ese lugar hicieron para levantarlos; del señor Barraza quien dirigió la construcción allá por el año 1900. De los testimonios de Aida Escalante que a sus 15 años no tuvo miedo de enfrentarse al mismo Obispo que los acusaba de comunistas. De los cientos de hombres, mujeres y niños que ahí se encontraron con Dios y ahí aprendieron a leer la historia.
El Padre Emilio si viviera en Israel ya habría mandado a tirar el muro de los lamentos último vestigio del Templo de Jerusalen, el edificio más sagrado del judaísmo. Los restos que aún quedan datan de la época de Herodes el Grande, quien mandó construir grandes muros de contención alrededor del Monte Moriá, en el año 37 a.C. De vivir en Italia habría mandado a destruir el Coliseo romano por considerarlo vestigio pagano del imperio, aunque ahí se haya derramado sangre de testigos fieles de Jesucristo.
Que piensa el Padre Emilio Rivas al querer derribar los muros que son testigos mudos de lo que ahí ocurrió. Que sabe, entonces, este padrecito de memoria histórica; lo único que deja al descubierto es su posición ideológica y una terrible ignorancia y desconsideración con el pueblo que dice pastorear.
Pero no es de extrañar la actitud del párroco de Tejutepeque (le queda grande el título), puesto que es de conocimiento público que en San Vicente y Cabañas el clero adolece de falta de sentido común y prevalece ante todo el fanatismo religioso, espiritualista y adormecedor. La gente más pobre y aun la menos ilustrada diría “que daño le hace al padrecito unas paredes”; pero es que no se trata de unas simples paredes, se trata de la historia de Cinquera, se trata de su memoria histórica, se trata de que los testigos del “moreno” de Nazaret todavía estorban a la sinagoga bien montada llamada parroquia, llamada diócesis, llamada curia. Una razón más para seguir defendiéndolos.
Le hacemos un llamado al Padre Emilio Rivas que recuerde los apuntes de Historia de la Iglesia, de Arte Sacro y de Teología Pastoral, talvez encuentra ahí algunos datos que le ayuden a ilustrarse un poco sobre cual es su obligación como pastor. Le invitamos a comenzar a leer mas para conocer la historia de El Salvador, le recomendamos un libro del Equipo Maíz que se llama Historia de El salvador ahí hará un recorrido desde los tiempos de los Pipiles hasta los Acuerdos de Paz (1992) y ese si estoy seguro que lo comprenderá con su pequeño cerebroFelicitamos al pueblo heroico de Cinquera, a los hombres y mujeres valiosos como Pablito Alvarenga que han permanecido siempre acompañando su lucha; nuestro saludo fraterno y solidario a toda la comunidad.
Les animamos a seguir defendiendo lo que les pertenece y que nadie aun con la corpulencia e investidura que tenga puede venir a mancillar lo que la población considera su patrimonio.
Que el testimonio de los Mártires de la zona de Radiola de San Francisco y La Tigra y todos los héroes y heroínas les sigan dando ánimo para resistir y luchar.
Dios les Bendiga.
2 comentarios:
Pues yo creo que una cosa es quitar la memoria histórica de un pueblo humilde y la otra es querer hacer un templo digno para Dios y los fieles, es cierto ese templo vale la pena conservarlo, creo que ante la problematica, mejor debería haber un consenso, como hacer otra iglesia en un terreno aparte y valorar la construcción antigua para conservarla y cuidarla como memoria de la gente pobre y sencilla.
Yo creo que el diálogo es la solucion a cualquier conflicto y si el padrecito no quiere dialogar o quiere imponer su voluntad, no vale la pena llamarlo pastor de esa comunidad, por que el pastor no solo manda sino tambien cuida y escucha a sus ovejas.
tengo la impresión de que los derechistas (al menos en su mayoría), son los que no les encuentran "gracia" a los lugares como el descrito en el artículo...
talvez porque les recuerda una época que ellos quisieran olvidar o mejor dicho, quisieran que la gente, en especial las víctimas y sus familias olvidaran...
espero equivocarme porque cuando es un párroco el que actúa así, es más vergonzoso....
espero que el padrecito cambie de manera de pensar y por lo menos consulte con el pueblo....
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