Por: Juan José Tamayo.
Fuente: Babelia, Periódico El País.
"Ellacuría
debe ser eliminado y no quiero testigos". Fue la orden que dio el coronel
René Emilio Ponce al batallón Atlacatl, el más sanguinario del ejército
salvadoreño. La orden se cumplió el noche del 16 de noviembre de 1989 en que
fueron asesinados con premeditación, nocturnidad y alevosía seis jesuitas y dos
colaboradoras, madre e hija, Elba y Celina, esta de 15 años en la Universidad
Centroamericana José Simeón Cañas, de San Salvador (UCA). Entre los asesinados
se encontraba el jesuita vasco, nacionalizado salvadoreño, Ignacio Ellacuría,
rector de la UCA, discípulo de Zubiri y editor de algunas de sus obras. Era
filósofo y teólogo de la liberación, científico social y e impulsor de la
teoría crítica de los derechos humanos, cuatro dimensiones que son difíciles de
encontrar y de armonizar en una sola persona, pero, en este caso, convivieron
no sin conflictos internos y externos, y se desarrollaron con lucidez
intelectual y coherencia vital.
"Revertir
la historia, subvertirla y lanzarla en otra dirección", "sanar la
civilización enferma", "superar la civilización del capital",
"evitar un desenlace fatídico y fatal", "bajar a los
crucificados de la cruz" (son expresiones suyas) fueron los desafíos a los
que quiso responder con la palabra y la escritura, el compromiso político y la
vivencia religiosa. Y lo pagó con su vida.
25
años después de su asesinato Ellacuría sigue vivo y activo en sus obras, muchas
de ellas publicadas póstumamente. En 1990 y 1991 aparecieron dos de sus libros
mayores: Conceptos fundamentales de la teología de la liberación, de la
que es editor junto con su compañero Jon Sobrino, entonces la mejor y más
completa visión global de dicha corriente teológica latinoamericana, y Filosofía
de la realidad histórica, editada por su colaborador Antonio González,
cuyo hilo conductor es la filosofía de Zubiri, pero recreada y abierta a otras
corrientes como Hegel y Marx, leídos críticamente. Es parte de un proyecto más
ambicioso trabajado desde la década los setenta del siglo pasado y que quedó
truncado con el asesinato. Posteriormente la UCA publicó sus Escritos
Políticos, 3 vols., 1991; Escritos Filosóficos, 3 vols., 1996, 1999,
2001; Escritos Universitarios, 1999;Escritos Teológicos, 4 vols.,
2000-2004.
En
el cuarto de siglo posterior a su asesinato se han sucedido ininterrumpidamente
los estudios, monografías, tesis doctorales, congresos, conferencias,
investigaciones, cursos monográficos, círculos de estudio, Cátedras
universitarias con su nombre, que demuestran la "autenticidad" de su
vida y la creatividad y vigencia de su pensamiento en los diferentes campos del
saber y del quehacer humano: política, religión, derechos humanos, universidad,
ciencias sociales, filosofía, teología, ética, etc.
Lo
que descubrimos con la publicación de sus escritos y los estudios sobre su
figura es que Ellacuría tuvo excelentes maestros: Rahner en teología, Zubiri en
filosofía, monseñor Romero en espiritualidad y compromiso liberador, de quienes
aprendió a pensar y actuar. Pero su discipulado no fue escolar, sino
enormemente creativo, ya que, inspirándose en sus maestros, desarrolló un pensamiento
propio y él mismo se convirtió en maestro, si por tal entendemos no solo el que
da lecciones magistrales en el aula, sino, en expresión de Kant aplicada al
profesor de filosofía, el que enseña a pensar. Ellacuría parte del pensamiento
de sus maestros, pero no se queda en ellos; avanza, va más allá, los interpreta
en el nuevo contexto y, en buena medida, los transforma. Su relación con ellos
es, por tanto, dialógica, de colaboración e influencia mutuas. Sus obras así lo
acreditan y los estudios sobre él lo confirman.
TEOLOGÍA
Su
colega y amigo Jon Sobrino ha escrito páginas de necesaria lectura sobre el
"Ellacuría olvidado", en las que recupera tres pensamientos
teológicos fundamentales suyos: el pueblo crucificado, el trabajo por una
civilización de la pobreza, superadora de la civilización del capital y la
historización de Dios en la vida de sus testigos, que Ellacuría acuñó con una
aforismo memorable: "Con monseñor Romero Dios pasó por la historia".
Ellacuría entiende la teología de la liberación como teología histórica a
partir del clamor ante la injusticia, establece una correcta articulación entre
teología y ciencias sociales y asume un compromiso por la transformación de la
realidad histórica desde los análisis políticos y desde su función como
mediador en los conflictos. Son tres aspectos que desarrolla José Sols Lucia.
El teólogo austriaco Sebastián Pittl recupera la primera idea destacada por Jon
Sobrino y la interpreta teológicamente: la realidad histórica de los pueblos
crucificados como lugar hermenéutico y social de la teología. Asimismo hace una
lectura de la concepción ellacuriana de la espiritualidad radicada en la
historia desde la opción por los empobrecidos.
El
resultado es una teología posidealista cuyo método no es el trascendental de
sus maestros, sino la historización de los conceptos teológicos y el punto de
partida, la praxis histórica. La teología de Ellacuría tiene un fuerte
componente ético-profético. Aplicándole a ella la consideración lévinasiana de
la ética como filosofía primera, bien podría decirse que, para el teólogo
hispano-salvadoreño, la ética es la teología primera y el profetismo la
manifestación crítico-pública de la ética.
FILOSOFÍA
El
objeto de su filosofía es la realidad histórica como unidad física, dinámica,
procesual y ascendente. De aquí emanan los conceptos y las ideas fundamentales
de su pensamiento: historia (materialidad, componente social, componente
personal, temporalidad, realidad formal, estructura dinámica), praxis
histórica, liberación y unidad de la historia. Su método es la historización de
los conceptos filosóficos para liberarlos del idealismo y de la idealización en
que suelen incurrir la filosofía y la teoría universalista de los derechos
humanos. H. Samour, uno de sus mejores intérpretes y especialistas,
reinterpreta al maestro relacionando su pensamiento con la realidad histórica
contemporánea, al tiempo que considera la filosofía de la historia como
filosofía de la praxis. Recientemente se está desarrollando una nueva línea de
investigación del pensamiento filosófico de Ellacuría: la que hace una lectura
pluridimensional con las siguientes derivaciones creativas, que enriquecen,
recrean y reformulan su filosofía:
a)
Su conexión con la dialéctica hegeliano-marxista, que implica analizar la
concepción que Ellacuría tiene de la dialéctica, la utilización del método
dialéctico en su análisis político e histórico, y la dialéctica entre historia
personal -biografía- e historia colectiva -el pueblo salvadoreño-, en otras
palabras, el impacto y la capacidad transformadora de su vida y de su muerte en
la historia de El Salvador (Ricardo Ribera).
b)
Su conexión con la teoría crítica de la primera Escuela de Frankfurt, que integra
dialécticamente las diferentes disciplinas dando lugar a un conocimiento
emancipador, así como su incidencia en la negatividad de la historia (L.
Alvarenga).
c)
Su conexión con la filosofía utópica de Bloch en uno de los últimos textos más
emblemáticos de Ellacuría: "Utopía y profetismo en América Latina"
(Tamayo).
d)
Su original teoría del "mal común" como mal histórico, la crítica de
la civilización del capital y las diferentes formas de superarla (Hector
Samour).
e)
La recuperación filosófica del cristianismo liberador (Carlos Molina).
f)
La fundamentación moral de la actividad intelectual y la relevancia del lugar
de los oprimidos en los diferentes campos y facetas de quehacer teórico (J. M.
Romero).
TEORÍA
CRÍTICA DE LOS DERECHOS HUMANOS
Ellacuría
ha hecho aportaciones relevantes en el terreno de la teoría y de la
fundamentación de los derechos humanos. Cabe destacar a este respecto su
contribución a la superación del universalismo jurídico abstracto y de una
visión desarrollista de de los derechos humanos, y a la elaboración de una
teoría crítica de los derechos humanos (J. A. Senent, A. Rosillo).
El
pensamiento de Ellacuría no es intemporal, sino histórico, y debe ser
interpretado no de manera esencialista (aun cuando algunas de sus primeras
obras escritas bajo el discipulado escolar y la influencia de Zubiri tuvieron
esa orientación), sino históricamente, en diálogo con los nuevos climas
culturales. Así leído e interpretado puede abrir nuevos horizonte e iluminar la
realidad histórica contemporánea.
Conversión de la Iglesia al reino
de Dios. Ignacio Ellacuría.Sal Terrae, Santander 1984.
Conceptos fundamentales de la
teología de la liberación, 2 vols. Ignacio Ellacuría.
Trotta, Madrid 1990.
Filosofía de la realidad histórica.
Ignacio Ellacuría. Trotta, Madrid 1991.
El legado de Ignacio Ellacuría.
José Sols Lucia. Cuadernos Cristianisme i Justicia, Barcelona 1998.
Crítica y liberación. Ellacuría y
la realidad histórica. H. Samour. ADG-N LIBROS, València
2013.
La realidad histórica del pueblo
crucificado como lugar de la teología. Sebastian Pittl.
ADG-N LIBROS, 213.
Ignacio Ellacuría. Utopía y teoría
crítica. J. J Tamayo y L. Alvarenga (dirs.) Tirant lo
Blanch, València 2014.
La lucha por la justicia. Selección
de textos de Ignacio Ellacuría, ed. de J. A. Senent
de Frutos, Universidad de Deusto, Bilbao 2013.
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