LA SÁTIRA DE LAS REDES SOCIALES ES IMPLACABLE
El partido ARENA es fiel a sus orígenes, a su configuración
histórica, a su estado psicológico actual, en cuanto sigue utilizando el miedo como eje principal de sus
actuaciones.
Ahora bien, el mal se nutre del miedo, de modo que el miedo
es su condición posibilitante. El mal existe, porque existe el miedo.
I.
De los orígenes del miedo
En las tradiciones bíblicas que cuentan los orígenes del
género humano, a la altura de la narración del Génesis se narra que cuando Dios
buscaba a sus criaturas primigenias (Adán y Eva), ellos, conscientes que habían
quebrantado la disciplina del paraíso, lo primero que experimentan es miedo:
Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se
paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se
ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín. Yahveh
Dios llamó al hombre y le dijo: “¿Dónde estás? Éste contestó: ‘Te oí andar por
el jardín y tuve miedo, porque estoy
desnudo” (Génesis 3,8-9).
En este caso el miedo es, primero, la actitud de quien sabe
que ha quebrantado una ley y, segundo, quien teme ser encarado por el
legislador.
En otro texto bíblico, esta vez en los orígenes del
movimiento cristiano, se cuenta que el Apóstol Pedro le hizo una petición
peculiar a Jesús; él quería caminar también sobre las aguas:
Bajó Pedro de la barca y se
puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia
del viento, le entró miedo, y, como
comenzara a hundirse, gritó: “!Señor, sálvame!” Al punto Jesús, tendiendo la
mano, le agarró y le dice: “Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?”
Por lo que parece, según este texto, la condición para
triunfar es superar el miedo y caminar inspirados por la verdad.
II. Miedo
y fetichismo
Como dice Silvio Rodríguez, “el tiempo está a favor de los
pequeños, de los olvidados”. Lo demuestra, entre otras cosas, que el papa
actual habla sin tapujos del “fetichismo del dinero”, una categoría incipiente
en la teoría marxista, pero cuya realidad actualmente nadie pone en duda, menos
los griegos y argentinos, que no logran salir de la crisis económica. Por
supuesto, tampoco los salvadoreños, que estamos a punto de poner los recursos
hídricos en las manos de las corporaciones internacionales, por mandato de
Estados Unidos.
Los ultraconservadores llamaron al papa “marxista”. No es de
extrañarse. Tampoco el papa está de la parte de Norman.
Un fetiche, por definición es un “ídolo u objeto de culto al
que se atribuye poderes sobrenaturales”. Cuando Marx aplicó esa categoría al
dinero, dio a entender que él y todas las mercancías habían iniciado la tiranía
del mercado y del sistema financiero. Profecía cumplida.
Pero, los dólares “ni se crean ni se destruyen”, se “distribuyen”
—a veces en transacciones bancarias complejas, a veces en simples “saquitos”. Y
su distribución actual es: ARENA, GANA (TONY SACA) Y ALBA PETRÓLEOS (FMLN). Un
tiempo estuvo concentrado en los partidos de derecha, hoy la oferta y demanda
se abre paso. En El Salvador se ha limado mucho esa extraña confusión mental
que le atribuye valor religioso a los partidos políticos y valor político a las
religiones. La política salvadoreña no es un misterio, es un mercado más, que
de misterio no tiene nada.
III. Miedo
y magia
La industria del cine nos ha metido en el mundo de los
superhéroes y los magos. Como dice Alan Moore los superhéroes son una
catástrofe cultural y la falsa magia nos ha comido el cerebro. Pero, pedirle a
Norman y a Cuadra que lean a A. Moore es mucho. Ellos no saben de qué estamos
hablando.
Pero está claro que sus asesores sí han leído a esos
escritores, porque se nota en la agresividad de la campaña electoral que
impulsan.
¿Qué está proponiendo
Norman?
1.
Que aceptemos que la violencia es causa y no efecto. Así como no existe una enfermedad que se llame “calentura”,
como cuando la gente en su lenguaje común dice “tengo calentura”. La
“calentura” no es una enfermedad, es manifestación de que algo está mal en el
organismo cuyas causas hay que indagar. Lo mismo, la violencia es consecuencia
de un complejo entramado de deficiencias sociales. La violencia pandilleril es
lo que Alejandro llama un “fenómeno complejo” no deseado, que surge en una sociedad cuando hay una crisis de las
instituciones y puede degenerar en crisis de gobernabilidad.
2.
Que va a exterminar a los mareros. Esta es la falacia mayor. De ganar Norman lo que va a
suceder es que el aparato mercantilista privatizará las cárceles y los cuerpos
de seguridad, como ya existe un ejército de guardias de seguridad y
guardaespaldas en el país. El exterminio no es el camino, porque aunque
hipotéticamente lo hiciera, habría que preguntarle a Norman si también
aniquilaría a sus amigos que distribuyen saquitos de dólares, porque eso
también es un delito. Es anti-ético acudir al miedo generalizado que vive la
población para obtener el voto.
3.
Obligarnos a votar por él.
Mientras Cuadra, en sus spot televisivos dice, “piensa”, “yo sé que eres
inteligente”, etc. para sacar el voto, la lectura inversa dice, “si no votas por
mí eres un ignorante y no eres inteligente”. Esa es violencia y un insulto a la
racionalidad. Cuadra, que antes de la contienda política, navegaba con bandera
de moderado, hoy parece que quisiera cogernos del cuello y obligarnos a votar
por él. Estos señores en su campaña han pasado de la prepotencia al llanto y
del llanto a la violencia.
IV.
MIEDO A LA MUERTE
No sólo los habitantes de Soyapango, Apopa, Mexicanos,
Quezaltepeque…tenemos miedo a la muerte. También los areneros le temen a la
muerte de su partido político.
1.
Norman perdió la batalla en las redes sociales. Esa “vaca sin cencerro”, ese “macho sin dueño” que son la
redes sociales, no hay quien la domine. Por 120 años la oligarquía de este
país, que ARENA sigue pensando que es el patio trasero de una de sus fincas de
café, dominó los medios de comunicación social. Esa constatación está en
crisis. La cantidad de ironías que se le hacen a Norman en el internet es
enciclopédica y de antología. Es su espina en el costado y puede ser una de las
causas de su pérdida.
2.
Norman se tiró por la vía negativa. La idea de fondo es “nosotros vamos a matar a los
mareros”, dando por supuesto que el pueblo no sabe que el problema de las maras
es manifestación de la corrupción de las instituciones, de la falta de empleo,
de la malísima calidad de la educación, etc. No fue propositivo, sino
amedrentador: “si ustedes no votan por nosotros, los mareros los matarán”. Pero
ese terror no es un programa de gobierno, es un recurso psicológico para
inducir a la población a votar por ARENA. Eso es una falta de respeto y es
intimidación, lo más parecido al modus
operandi de los mareros.
Ningún partido político es eterno. La actitud de Norman
logra el efecto contrario que él busca: no votar por él.
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